Por qué la
iglesia no sabe qué hacer con la violencia doméstica, por qué no sabe cómo
tratarla, cómo enfrentarla? Porque hay una especie de negación de parte de
algunos, porque no podemos aceptar que en un hogar cristiano donde se supone
reina Dios, los esposos, hermanos en Cristo, se maltraten, más bien hay “problemas
de carácter”, de “convivencia, de pareja”…
Muchos líderes
no tienen una posición bíblica desarrollada al respecto y ante la consulta
desesperada de un miembro de la congregación con este problema, lo tratan
precisamente como un problema más… y volvemos una vez más a las mismas
respuestas “ayune y ore más”, “reprenda espíritus malignos”, “cambie su actitud
para con su esposo, para que cambie el”, “espere en Dios, descanse en El”, “fortalezca
su fe en medio de la prueba”. Estimado
lector déjeme decirle que esta “prueba”, si seguimos “esperando y descansando”
solo se va a acrecentar, a profundizar y
muy lejos de ser una prueba para afianzar nuestra fe, se va a convertir poquito a poco
en el mismo calvario donde esta mujer es maltratada y golpeada en su estima, en
sus emociones y aún en su cuerpo cada día.
Matrimonios cristianos? Matrimonios en liderazgo? Matrimonios pastorales?
Si!!! Esos
mismos… Hermano no rasgues tus vestiduras por lo que estás leyendo, es una
triste realidad, esa misma que se tapa, que se esconde, la misma de la que en
las congregaciones no se habla ni se enseña, pues cómo habría de hablarse o
enseñarse al respecto si son los mismos ministros que al bajarse de sus
púlpitos llegan a sus casas a ejercer la misma violencia sobre sus esposas
(gracias a Dios, no todos, lo aclaro cada vez que puedo, porque en cualquier
momento van a querer despellejarme los que se sientan tocados)
Pastores y líderes que desvalorizan constantemente a
sus esposas, muy lejos de “dar honor a la mujer como a vaso más frágil”; pastores y líderes que desautorizan a sus
esposas frente a la congregación, que en
cualquiera de sus prédicas comentan a modo de “testimonio” alguna situación
familiar o íntima sin importar si su esposa o hijos puedan sentirse
avergonzados. Bromas frente a la
congregación o amistades en las que siempre se desvaloriza a su esposa. Pastores
o líderes que a la hora de tomar decisiones ministeriales la opinión de la
esposa no cuenta, y aún en cosas que
algunos quizá podrían ver como nimiedades, tales como: la pastora tiene que hacer una visita y
necesita el auto, pero resulta que el auto lo “necesita el pastor” siempre y
nunca está disponible para ella, o simplemente tiene que recurrir a un
transporte público porque su esposo “no le puede enseñar a conducir” o “no le presta el auto porque
conduce mal”. Muchas de estas conductas
han sido naturalizadas e internalizadas
por mucho tiempo y ni siquiera las esposas lo ven como una forma de abuso, pero
que sumadas al resto de las conductas de esta índole que se manifiestan a
diario, han llevado a estas mujeres a sentirse relegadas, en realidad lo son; a
sentirse frustradas, pero como deben ser “sumisas” siguen llorando por los
rincones y clamando de rodillas a Dios para que sea El quién las levante, quién
levante su ministerio, quién le dé el lugar que ella merece como coheredera del
Reino. Lo que no entiende esta mujer es que Dios no va a hacer algo que está en
manos de ella hacer.
Entonces tenemos
la cabeza de la congregación (pastorado) enferma, si la cabeza esta enferma,
que podemos esperar del cuerpo.
Es tiempo
de hablar, es tiempo de sacar a luz todo lo oculto, estamos en un Kairos de
Dios en el que la iglesia de Cristo está siendo transformada, está siendo restaurada
y reconciliada con el diseño original,
todo lo que no esté de acuerdo con este diseño tiene que ser raído,
arrasado, decimos “venga a nosotros tu
Reino”, y cómo va a venir su Reino a
nosotros? Nosotros los embajadores, representantes de Cristo en esta Tierra
somos los que traemos su Reino, la tierra “clama, gime a una por la
manifestación gloriosa de los hijos de Dios” y qué es esto sino traer su
Reino. Cómo se pretende hacer? Desvalorizando, humillando, sometiendo,
insultando, agraviando, maltratando, menospreciando, discriminando…..???? IGLESIA DESPIERTA Y DEJA ORGULLO,
VANAGLORIA, SACATE LA MÁSCARA, HUMÍLLATE
DELANTE DE TU HACEDOR, ARREPIÉNTETE DE LAS ABERRACIONES QUE COMETES A PUERTAS
CERRADAS, DETRÁS DE TUS MUROS Y EMPIEZA
A HACER LO QUE TU PADRE TE COMISIONÓ HACER POR SU INFINITA GRACIA, MOSTRAR EL
AMOR DE CRISTO Y SU MARAVILLOSA OBRA DE RECONCILIACION Y REDENCION.
La gente deja las iglesias porque encuentra
en el mundo lo que se supone que deberían encontrar dentro de las
congregaciones. Todos son amorosos, todos te reciben bien, pero en el momento
de reflejar compromiso por el prójimo, pocos están disponibles, pocos pueden
hacerlo desinteresadamente.
Pero decíamos
por qué la iglesia oculta y calla la violencia? En este punto del discurso la
respuesta es obvia; decimos violencia y asociamos inmediatamente en nuestro
pensamiento el golpe físico, pero como ya expliqué en varios escritos la
violencia no es solo física, los actos descritos anteriormente por parte del
liderazgo en sus hogares, son actos de violencia. La violencia es pecado, la iglesia oculta y
calla su pecado, aunque “no hay nada oculto que no haya de salir a la luz”
(Mateo 10:26) por eso en este tiempo Dios está haciendo limpieza, hoy en el
Reino es uno de esos días de pleno sol, como muchas de nosotras las mujeres
esperamos para limpiar, abrimos ventanas, puertas, movemos muebles, sacudimos
alfombras, sacamos y lavamos cortinas, sacudimos en cada rincón y quitamos
hasta el último grano de polvo. Hoy en
el Reino es uno de esos días de limpieza en el que Dios está levantando gente
que no tema decir la verdad, que no tema decir lo que ve, que no tema denunciar
lo que no sirve, porque hay que sacudir la mugre hasta el último grano de
polvo.
Efesios 5:28-29 “Así también los maridos deben amar a sus
mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se
ama. Porque ninguno aborreció jamás a su
propia carne, antes la sustenta y regala, como también El Señor a su Iglesia…”
Dice: el que ama a su mujer, a si mismo se ama, nadie
aborreció su propio cuerpo, su propia carne, hermanos somos un mismo cuerpo, el
cuerpo de Cristo y el mismo Cristo dijo en Mateo 12:25 “… Todo reino dividido
contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad ó casa dividida contra sí misma, no
permanecerá”. En un matrimonio donde uno
de los esposos, hermanos en Cristo, partes del mismo cuerpo de Cristo, hay violencia, hay división, cómo podemos
pretender preservarlo a todo costo, a como de lugar, si está destinado al
fracaso (no lo digo yo, lo acabamos de leer en Mateo, dicho por Jesús)
MUJER DE DIOS,
VARONA DE DIOS, MUJER DE REINO, COHEREDERA DEL REINO ENTIENDE QUE NADIE TE DARÁ
EL VALOR QUE TU NO TE DES, NADIE TE VA A LEVANTAR SI TU NO ENTIENDES QUE DEBES
LEVANTARTE, DIOS NO VA A DESARROLLAR Y ESTABLECER TU MINISTERIO SI TU NO TE DECIDES
A TOMARLO. EL MALTRATO NO VA A CESAR
HASTA QUE NO LO SAQUES A LUZ, A QUIÉN LE TEMES?, POR QUÉ NO HABLAS?, AL ÚNICO
QUE DEBES TEMER ES A DIOS Y EL ES TU
ESCUDO Y TU FORTALEZA, ROCA FUERTE Y REFUGIO, EL ES TU LIBERTADOR. TOMATE DE SU
MANO Y DENUNCIA EL PECADO DE LA VIOLENCIA.
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